DESDE MIS SILENCIOS

INICIANDO EL CAMINO

AL DESPERTAR DE MI CONCIENCIA

La vida eligió este cuerpo mío para que habite un alma, me he preguntado muchas veces: ¿Cuál es la misión final que me ha encomendado?, ¿Qué sentido tiene ser esta existencia?... Soy algo más de lo visible frente al espejo, ese mecanismo interno prodigioso de una perfección asombrosa es la que activa la materia y me transmuta en persona completa, dotada de cuerpo y alma.

Cultivar mi espíritu, despertar mí conciencia resulta ser el poder lograr una dimensión glorificada de entendimiento conmigo misma y para con los demás. Somos parte de un Universo superior y necesito tomar entendimiento de ello.

Desde el momento en que me convertí en ese maravilloso milagro llamado naciente vida, resulté ser de origen mujer con una total pureza mental cómo nacemos todas y todos. Transcurrido el desarrollo de crecimiento, debo advertir que cuento con un receptáculo denominado “mente” repleta de tonteras y mentiras acumuladas por milenios que nos van infiltrando las diferentes culturas, religiones, formas de vida, tradiciones, educación, etc., de acuerdo al territorio genealógico que resulta estar partido en mil pedazos por políticas limítrofes obsoletas, cómo si el planeta no fuera uno sólo. Yo soy parte de él, soy un todo!!!

En relación con el actual mundo, ese receptáculo denominado mente conteniendo testimonios adulterados debo ejercitarlo para liberarlo del encadenamiento llamado subconsciente infructuoso que me condiciona a no ser una persona auténtica por sobrellevar ilustraciones distorsionadas ya establecidas.

Considero ineludible que debo liberarme de todo este enjambre mental improductivo y así poder vislumbrar lo que tanto siento necesidad de alcanzar, una verdadera evolución espiritual hacia el mundo de la luz universal, la paz interior y la felicidad de ser.

Desprenderme de erróneos conocimientos y rutinas mentales que controlan mi vida, exige una preparación adecuada para iniciar el original camino que he decidido emprender, para esto debí estudiar, ejercitarme en lo que es una evolución superior y prepararme espiritualmente para lograr ese eterno anhelo de superación.

Tomar la decisión de un cambio definitivo en mi forma de vida y de pensamientos fue renunciar a patrones que me condicionaban a conquistar el objetivo que tanto me inquietó siempre.

Creo que vivir desde joven casi sin darme cuenta contramandatos culturales impuestos, fue mi primer paso hacia el despertar y no lo tenía consciente, continuamente fui una apasionada en transgredir normas. A esto se le llamaba rebeldía y no pretender que aparezca mi “yo” verdadero.

Para poder relatar este escrito, he debido pasar por algunas etapas algo complejas, experiencias inesperadas, mucho estudio sobre el contenido, investigaciones en temas ignorados que terminaban con interrogatorios a mí misma, sentirme diferente en pensamientos no resulta viable frente al rutinario mundo que dicta la norma, me he cuestionado el por qué no coexistir como el común de la gente.

Ser transgresora puedo afirmarlo, fue lo que originó la edición de mi primer libro, un logro inesperado, una meta extraña no prevista como propósito final de convertirme en escritora ensayista y más tarde en lo que desde muy joven puse en práctica al incursionar en la literatura poética que termino con la edición de mi segundo libro.

Pero volviendo al tema resulta ser una sensación sorprende el entrar lentamente en ese mundo elevado de la conciencia real de la mente. Toda evolución tiene una razón de ser y un nuevo sendero de metamorfosis.

Soy parte de una bellísima naturaleza de gran magnitud de existencias, todo es vida, todo es maravillosa energía cósmica. Comprendí entonces que ella y yo somos una, una misma parte de un todo, de ese universo espiritual que despierta la conciencia.

Comunicaciones increíbles, respuestas asombrosas en disímiles lenguajes que agrupan un solo sentir el amor recíproco en las diferentes formas de vida.

Vivimos en una jungla de cemento entre animales depredadores, cerebros reptiles violentos y una sociedad de consumo que termina resultando maléfica anulando el ser de nuestra evolución espiritual impidiendo el camino al despertar del verdadero “YO, SOY”.

Nace en el alma y en la mente un aislamiento de lo contaminante de ese mundo nocivo ya creado, penosamente que enseña, educa, forma y deforma.

Tratar de liberarme de ese pasado en cautiverio que viene arrastrando por milenios en mi subconsciente, está repleto de inadmisibles tradiciones, de habladurías desatinadas e impide mi verdadero despertar.

El silencio es el maestro de una nueva voz que debo aprender a escuchar, el del despertar de la conciencia divina que me llama a conquistarla.

Para dar lugar al nuevo universo, a nuevas creencias, a nuevas formas de rendir culto a la magia de la vida, hace falta desocupar la mente de pensamientos desfavorables y sin sentido, es eliminar lo nocivo, lo que nos impide pensar a conciencia de ese nuevo despertar que me fortalece.

El concepto de “libertad” y de “conciencia” que tiene la sociedad es erróneo. Soy libre de elegir un libro, y soy consciente que debo conducir con prudencia de respetar las normas del tránsito, esta no es la verdadera libertad ni la verdadera conciencia a la que me refiero.

Busco la verdadera libertad del ser, esto requiere de un especial entrenamiento, despojarme del pasado no es para nada fácil, por el contrario resulta difícil, aprender a manejar mi mente, librarme del subconsciente que manipula mi conducta indebidamente, demanda estudio, meditación y silencio, para conseguir de esta forma escuchar la verdadera voz de la vida misma. Resulta entonces apreciar mi toma de conciencia en la milagrosa voz que me indica el: YO SOY!!!

Lograr este estado de esplendor obliga a encontrar la misión del origen de la vida consignado en mi cuerpo y mente. Llegar a la conclusión de la elevación soberana del alma hacia la paz con el universo de luz pasa a integrar el “todas y todos somos uno” es el pináculo de un dios cosmopolita.

Hablar de libertad, es hablar de toma de conciencia de sí misma, es el aquí y ahora, no se necesitan cambios corporales, ni de relojes marcadores de un inexistente tiempo, sino mudanzas espirituales basadas en el amor en sí misma y en para cada persona, es librarnos del concepto erróneo de conciencia y libertad de una sociedad que no tiene la menor idea de la realidad de la vida como misterio del universo al cual pertenecemos.

Esta búsqueda tan elevada del “ser verdadero” me va librando de la que creo ser inexactamente. Deriva en una crisis dónde ya no puedo aceptar las rancias normas, los viejos paradigmas, las tradiciones antiguas del mundo actual, con todas sus miserias, sus conflictos, su brutalidad destructiva, su agresividad, su automatización tecnológica, etc.

Tomo distancia de todo ese mundo, me aisló en una soledad que sólo busca concordancia con mi nuevo sentir de superación espiritual. Lamentablemente la gente continúa igual, aún es brutal, violenta, agresiva, codiciosa, competitiva, individualista y ha construido una sociedad en memoria regresiva a su propio origen cavernario según la ciencia, que solo logra la autodestrucción de la humanidad perdida sin descernimiento propio.

Cada día cuesta más convivir en ese estado de casi locura automatizada. Logro pasar casi desapercibida en ese mundanal ruido cuando necesito algunos alimentos para mi supervivencia, y solo veo pasar inadvertidos humanoides con celulares encendidos que caminan como muñecos a cuerda.

No es mi pretensión querer cambiar el mundo, sería algo muy descabellado de mi parte, es procurar despertar mi conciencia hacia otro estado más espiritual de mi misma. Me hace dar cuenta de algo preciso y ese simple darme cuenta produce efectos que inicia un proceso de búsqueda permanente a recobrar la paz interior, caminando hacia la luz del infinito, cautivada por la sorpresa de haber encontrado este sendero.

Este inicio a la transformación, conduce insoslayablemente a motivar su propia evolución a “darme otras cuentas” que las que ya me he dado, superando errores pasados, purificando pensamientos y resulta entonces que el camino elegido no tiene retorno, cuando se inicia el “despertar de la conciencia”, no tiene fin, sólo evolución de conquistar en sí misma la luz de ese todo universal al cual pertenecemos.

Esta evolución de despertar es un viaje que tiene la virtud y la fuerza de transformarme, trasciende en mis emociones, en mis relaciones para con las y los demás, en mis motivaciones que estimulan hacerme sentir feliz, en mi actitud frente a la vida, en mi alma y en mi energía cada día más positiva y definitivamente en el sorprendente encuentro con el incuestionable: “YO, SOY”.

©María Cristina Garay Andrade©

Monte Grande - Buenos Aires

República Argentina

LOS SILENCIOS DE LAS PALABRAS

LOS SILENCIOS DE LAS PALABRAS

Prologo

La palabra tiene un límite, la imaginación la sacude y la lleva prodigiosamente por las aguas de la sensibilidad que la estimula haciéndola hasta llorar de placer o dolor, de alegría, de afectividad, de ternura, de amor, de pasión y delirio, de lo irreprimible cuando en su exhalación vuelve a ejecutarse en un lenguaje que pretende desafiar lo efímero, más allá de lo posible para el escritor que hace el amor con ella ahondándola hasta el cansancio nutriéndola cuando la embellece, logrando traducirla de símbolo a energía del espíritu.

Los silencios de las palabras no duermen, despliegan su abanico de significados, de múltiples sugerencias y atisbos, volviéndolas curiosas, apoyándose en la sabiduría para convertirlas en un texto nuevo que tenga su importancia, procurando renovarlas, darles su baño de sentido, son acariciadas volviéndolas apetecibles con besos y razones, unas van en corceles, otras en fragatas, algunas novatas van gateando con su infantil picardía hasta volverlas eufóricas e indetenibles.

Los silencios de las palabras sonríen logrando que asciendan como surtidores para brotar como nuevos astros, hermosas unas que se celebran ellas mismas porque tocan su propia música, se consuelan otras como si una y otra fueran cama y cobijo o remembranza de un placer vivido que engatilla el éxtasis de los labios que han besado, de la piel que ha sido acariciada, del cuerpo que ha sido dichosamente penetrado y luego lanzando hondos suspiros solo atina a decir: “gracias Dios mío” con la ternura del reposo que luego químicamente duerme para despertarse en la vida sin tiempo con el olor a un amor hecho en la escala melódica y trascendente que alienta la desnudez de la plenitud de la nada donde la sensualidad prodiga sus frutos.

Los silencios de las palabras construyen deseos, modifican la pasividad por el entusiasmo, son una clínica de recuperación exaltando la renovación después de las caídas, son pasiones que incluso atrevidas desafían al cuerpo en sus pretensiones respirando en acordes lujuriosos provocadores de contacto, anulando las fronteras de lo imposible para dar paso a lo posible y entretener el placer que gusta de recorrer las zonas de lo prohibido para volverlas lícitas, y allí las palabras se regodean libremente para convertirse en poesía, buscando que ella sea cómplice y testigo de lo que el alocado corazón ha permitido.

Los silencios de las palabras se ausentan, se apartan de todo para quedarse en soledad compartiendo la vida en el espacio y en la introspección meditativa desparrama gráciles sentencias que permiten volver a aspirar la entrega renovada de una nueva palabra que interprete la realidad en la inmediatez dichosa y fogosa reaparece para mirarse en el espejo y encontrar el alma que deja de ser anónima cuando enciende la mística llama de la avenida principal donde el amor vuelve a dar sus pasos trascendentes y acompaña al cuerpo encajándose en su nativa nobleza.

Los silencios de las palabras son sueños, se suspenden ante la prodigalidad de las imágenes que filtran su claridad, volviéndose más libres, más íntimas, nadan en el mundo de la satisfacción plena encontrándose con el amante, abrazándose a su piel desnuda, anudándose a su cuerpo destilando las esencias de la belleza más rica donde se sacia la avidez que se potencia en el gozo concretando al espíritu, mientras el amor sin palabras aprecia porque se ha unido al alma seducidos ante el sacerdocio del corazón de humano origen.

Desde mis silencios se escriben poemas con palabras que tienen su enclave en la riqueza de un lenguaje que quiere expresar al mundo como se ama de tantas maneras, como se describen las emociones extraídas desde lo profundo de un alma que quiere elevarse por encima de las adversidades. Hay un silencio que ennoblece al lector cuando lee la riqueza de estos poemas que se hacen con el corazón abierto, le mente consciente y el alma en la frecuencia elevada de un espíritu que solo desea amar y ser amada.

María Cristina Garay Andrade una mujer que nació para escribir en el silencio y engalanar sus poemas con la combinación inequívoca de la riqueza metafórica que le brinda la musa de la naturaleza que acompaña a su alma desde siempre para las almas que entienden que escribir poesía es estar en armonía con el propio ser divino para que sea interpretada de la mejor manera posible.

MI AGRADECIMIENTO VICKY

DESDE MIS SILENCIOS se renueva con la frescura que dan los cambios propios de la madurez, de la mujer que quiere continuar elevando su talento para seguir deleitando a los lectores que desde tiempo atrás la siguen para emocionarse de nuevo con su estilo inconfundible.

Por el amor en amistad que nos une por más de 20 años en la red, por los momentos críticos que nos han unido en comprensión y por los tiempos felices compartidos, me entregas como regalo este prólogo en el blog como excelsa escritora que siempre he admirado.

Resulta entonces que mis alas de gratitud sobrevuelen conmovidas haciendo desaparecer las distancias. Florece desde aquel tiempo una frecuencia de elevado sentir de afecto que nos liga con lealtad, regocijo y paz.

María Cristina

(Crispis)