Sólo Conmigo



SOLO CONMIGO

Deja que acune tu ternura yo se que le amas
Dejaré que le sueñes, dejaré que le pienses
No atravieses mis ojos para decir lo que sientes
Y dejes escapar tu sensibilidad porque lo llamas
Dominar tus suspiros apenas consigo
Vive solo conmigo.
 
Puede amor mío sin querer lastimarte,
Puede al olvido llevarte y ahí para siempre dejarte,
Puede sin querer no sentir por ti lo mismo,
Quedaré dolida en un abismo enjugando tu llanto,
Con tu sentir perdido en un infinito barranco,
Muriendo el encanto de haberle amado tanto.
 
Vive en silencio, ámale callado,
Aunque este a tu lado ámale reservado,
Si quieres sé su infatigable amigo,
Extiende tu mano y dale tu abrigo,
Pero no intentes salir a buscarle en su camino,
Deja que se vaya persiguiendo el destino,
Guarda su imagen, guarda su risa,
La vida pasa sin pausa y sin prisa,
Esquiva sus brazos, evita los lazos
Siendo mendigo vive sólo conmigo.
  
Porque tú y yo abrigamos silencios,
Amores como estos son altos los precios,
Guarda en mi alma los gratos recuerdos,
Locuras de amores no encajan con cuerdos,
Este amor que nos es totalmente prohibido,
Olvídalo no estés afligido el sueño te embriaga
En un dulce sentir que en la noche divaga.
 
Pasará por mi vida, pasará por mi lado
No pronunciaré su nombre y te sentirás agobiado
Inventaré un pretexto antes que quedes expuesto
El clamor de tus ojos en inquietante gesto
Todo lo expresa, todo lo habla
 Sin decir siquiera una sola palabra
 
Desistiré que te note un instante siquiera
Vive solo conmigo haz de mi lo que quieras
Entrégate, sueña, besa, ama, vuela
Que empapada en nostalgias aunque nos duela
Con amor acariciaré tus alas cantando bagualas
Hasta dejarte nuevamente quieto en secreto
Solamente encerrado conmigo siendo tu único testigo

No despiertes nunca amor mío
Quédate ¡por Dios! siempre dormido
¡Quédate dormido!...
 

©María Cristina Garay Andrade©

 Buenos Aires- Argentina



SILENCIO DE LAS PALABRAS

SILENCIO DE LAS PALABRAS

LOS SILENCIOS DE LAS PALABRAS

LOS SILENCIOS DE LAS PALABRAS

©Victoria Lucía Aristizábal

Prologo

La palabra tiene un límite, la imaginación la sacude y la lleva prodigiosamente por las aguas de la sensibilidad que la estimula haciéndola hasta llorar de placer o dolor, de alegría, de afectividad, de ternura, de amor, de pasión y delirio, de lo irreprimible cuando en su exhalación vuelve a ejecutarse en un lenguaje que pretende desafiar lo efímero, más allá de lo posible para el escritor que hace el amor con ella ahondándola hasta el cansancio nutriéndola cuando la embellece, logrando traducirla de símbolo a energía del espíritu.

Los silencios de las palabras no duermen, despliegan su abanico de significados, de múltiples sugerencias y atisbos, volviéndolas curiosas, apoyándose en la sabiduría para convertirlas en un texto nuevo que tenga su importancia, procurando renovarlas, darles su baño de sentido, son acariciadas volviéndolas apetecibles con besos y razones, unas van en corceles, otras en fragatas, algunas novatas van gateando con su infantil picardía hasta volverlas eufóricas e indetenibles.

Los silencios de las palabras sonríen logrando que asciendan como surtidores para brotar como nuevos astros, hermosas unas que se celebran ellas mismas porque tocan su propia música, se consuelan otras como si una y otra fueran cama y cobijo o remembranza de un placer vivido que engatilla el éxtasis de los labios que han besado, de la piel que ha sido acariciada, del cuerpo que ha sido dichosamente penetrado y luego lanzando hondos suspiros solo atina a decir: “gracias Dios mío” con la ternura del reposo que luego químicamente duerme para despertarse en la vida sin tiempo con el olor a un amor hecho en la escala melódica y trascendente que alienta la desnudez de la plenitud de la nada donde la sensualidad prodiga sus frutos.

Los silencios de las palabras construyen deseos, modifican la pasividad por el entusiasmo, son una clínica de recuperación exaltando la renovación después de las caídas, son pasiones que incluso atrevidas desafían al cuerpo en sus pretensiones respirando en acordes lujuriosos provocadores de contacto, anulando las fronteras de lo imposible para dar paso a lo posible y entretener el placer que gusta de recorrer las zonas de lo prohibido para volverlas lícitas, y allí las palabras se regodean libremente para convertirse en poesía, buscando que ella sea cómplice y testigo de lo que el alocado corazón ha permitido.

Los silencios de las palabras se ausentan, se apartan de todo para quedarse en soledad compartiendo la vida en el espacio y en la introspección meditativa desparrama gráciles sentencias que permiten volver a aspirar la entrega renovada de una nueva palabra que interprete la realidad en la inmediatez dichosa y fogosa reaparece para mirarse en el espejo y encontrar el alma que deja de ser anónima cuando enciende la mística llama de la avenida principal donde el amor vuelve a dar sus pasos trascendentes y acompaña al cuerpo encajándose en su nativa nobleza.

Los silencios de las palabras son sueños, se suspenden ante la prodigalidad de las imágenes que filtran su claridad, volviéndose más libres, más íntimas, nadan en el mundo de la satisfacción plena encontrándose con el amante, abrazándose a su piel desnuda, anudándose a su cuerpo destilando las esencias de la belleza más rica donde se sacia la avidez que se potencia en el gozo concretando al espíritu, mientras el amor sin palabras aprecia porque se ha unido al alma seducidos ante el sacerdocio del corazón de humano origen.

Desde mis silencios se escriben poemas con palabras que tienen su enclave en la riqueza de un lenguaje que quiere expresar al mundo como se ama de tantas maneras, como se describen las emociones extraídas desde lo profundo de un alma que quiere elevarse por encima de las adversidades. Hay un silencio que ennoblece al lector cuando lee la riqueza de estos poemas que se hacen con el corazón abierto, le mente consciente y el alma en la frecuencia elevada de un espíritu que solo desea amar y ser amada.

María Cristina Garay Andrade una mujer que nació para escribir en el silencio y engalanar sus poemas con la combinación inequívoca de la riqueza metafórica que le brinda la musa de la naturaleza que acompaña a su alma desde siempre para las almas que entienden que escribir poesía es estar en armonía con el propio ser divino para que sea interpretada de la mejor manera posible.

MI AGRADECIMIENTO VICKY

DESDE MIS SILENCIOS se renueva con la frescura que dan los cambios propios de la madurez, de la mujer que quiere continuar elevando su talento para seguir deleitando a los lectores que desde tiempo atrás la siguen para emocionarse de nuevo con su estilo inconfundible.

Por el amor en amistad que nos une por más de 20 años en la red, por los momentos críticos que nos han unido en comprensión y por los tiempos felices compartidos, me entregas como regalo este prólogo en el blog como excelsa escritora que siempre he admirado.

Resulta entonces que mis alas de gratitud sobrevuelen conmovidas haciendo desaparecer las distancias. Florece desde aquel tiempo una frecuencia de elevado sentir de afecto que nos liga con lealtad, regocijo y paz.

María Cristina

(Crispis)

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